- Se espera que Argentina presente su Estrategia Nacional de Biodiversidad. Desde FARN remarcaron que es fundamental que se establezcan metas nacionales claras, medibles y alcanzables, que vayan en línea con las metas del Marco Mundial de Biodiversidad.
- El 75% de la superficie terrestre ha sufrido alteraciones considerables a causa de la actividad humana y el 66% de la superficie oceánica está experimentando cada vez más impactos, según indica la última evaluación global de IPBES.
- La crisis climática y la pérdida de biodiversidad son dos caras de la misma moneda. La restauración de los ecosistemas y una gestión responsable de la biodiversidad sólo pueden tener éxito si las crisis se abordan en conjunto.
Del 21 de octubre al 1º de noviembre se desarrollará la 16° Conferencia de las Partes del Convenio sobre Diversidad Biológica de la ONU (COP16), en Cali, Colombia. Esta Cumbre buscará evaluar el progreso inicial hacia los objetivos del Marco Mundial de Biodiversidad de Kunming-Montreal (MMB), adoptado en 2022, y fortalecer los compromisos globales para la conservación y uso sostenible de la biodiversidad.
Esta COP se desarrollará en el marco de una profunda crisis de pérdida de biodiversidad a nivel mundial, donde el 75% de la superficie terrestre ha sufrido alteraciones considerables a causa de la actividad humana, según la última evaluación global de la Plataforma Intergubernamental de Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos (IPBES).
Durante 2023 y lo que va de 2024, varios países comenzaron a adaptar sus Estrategias y Planes de Acción Nacionales para alinearse con los objetivos del Marco Mundial de Biodiversidad. En Argentina, a principios de septiembre, la Comisión Nacional para la Conservación y Utilización Sostenible de la Diversidad Biológica (CONADIBIO) remitió su Estrategia Nacional de Biodiversidad a la Cancillería, la cual se espera que sea presentada durante la COP16. La versión oficial está aún por conocerse y revelará los compromisos del país con la protección de la biodiversidad y los compromisos internacionales asumidos.
Ana Di Pangracio, directora ejecutiva adjunta de la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN), indicó: “Argentina necesita establecer metas nacionales claras, medibles y alcanzables, que vayan en línea con las metas del Marco Mundial de Biodiversidad para alcanzar una convivencia en armonía con la naturaleza y así detener la pérdida de biodiversidad a nivel mundial”.
En este sentido, FARN, en su rol como organización acreditada ante la CONADIBIO, realizó recomendaciones para la estrategia nacional, entre los cuales se destacan: acceso a espacios verdes urbanos; reducir en un 80% de las extinciones de especies; detener la destrucción de ecosistemas y promover acciones de mitigación y adaptación; prever medidas de consumo responsable y sostenible de la sociedad; establecer mecanismos para que las empresas realicen periódicamente una evaluación sobre su dependencia de los bienes naturales; entre otras.
“Estas metas deben ser respaldadas por una voluntad política genuina y una amplia participación social, esto implica no sólo la formulación de objetivos ambiciosos, sino también la asignación de los recursos financieros necesarios para hacerlos realidad”, sostuvo Di Pangracio.
Para cubrir los objetivos y metas del Marco Mundial de Biodiversidad (MMB) deben movilizarse recursos de los países desarrollados a los países en vías de desarrollo para poder cerrar la actual brecha de financiamiento que se estima en US$700 billones por año. La movilización de esos recursos no es suficiente para cubrir las actuales necesidades identificadas en el MMB. “Esta brecha supone un obstáculo significativo para alcanzar el cumplimiento de objetivos y metas nacionales y globales”, explicó la directora adjunta de FARN.
Cambio climático y pérdida de biodiversidad
La pérdida de biodiversidad se relaciona directamente con el cambio climático. El aumento de la temperatura, la alteración de los patrones de precipitación y la mayor frecuencia de eventos extremos, como sequías y olas de calor, afecta directamente a los hábitats y las especies que dependen de ellos.
A su vez, la pérdida de biodiversidad agrava la crisis climática. Los ecosistemas saludables, ricos en biodiversidad, juegan un papel crucial en la regulación del clima. Los bosques, humedales y océanos actúan como sumideros de carbono, absorbiendo grandes cantidades de dióxido de carbono de la atmósfera.
Di Pangracio señaló que la conversión de hábitats naturales, la explotación intensiva de ecosistemas, los hábitos de producción y consumo, el cambio climático, la contaminación, y las especies exóticas invasoras, entre otros impulsores, aceleran las tasas de extinción de especies y devastan los ecosistemas enteros.
Según la evaluación global IPBES, que realiza análisis periódicos sobre la situación y las tendencias en materia de biodiversidad y servicios ecosistémicos, se desprenden los siguientes datos:
- el 75% de la superficie terrestre ha sufrido alteraciones considerables,
- el 66% de la superficie oceánica está siendo cada vez más afectada por distintas actividades humanas, como la contaminación, la sobrepesca y la explotación offshore, entre otras ,
- más del 85% de la superficie mundial de humedales se ha perdido,
- alrededor del 25% de las especies de grupos de animales y plantas están amenazados, lo que sugiere que alrededor de 1 millón de especies ya se enfrentan a la extinción.
Laura Lapalma, coordinadora de proyecto del área de Biodiversidad de FARN, advierte que salir de este círculo vicioso requiere del abandono de los combustibles fósiles, los principales responsables del cambio climático. Sólo el sector energético contribuye con el 45% de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), según los datos del Informe Bienal de Actualización del 2023 del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible de la Nación. A nivel global este número asciende a 86% de emisiones de GEI.
“Las actividades offshore son una seria amenaza a la conservación de la biodiversidad marina y la lucha contra el cambio climático, pero están ausentes de los diálogos políticos internacionales. El riesgo de derrames de petróleo y la producción de sonidos sísmicos pueden desencadenar un deterioro significativo en el hábitat natural de especies emblemáticas del país”, explica Lapalma.
Las metas 2 y 3 del Marco Mundial de Biodiversidad (MMB) establecen que se deben proteger 30% de los ecosistemas terrestres y costero-marinos y restaurar al menos el 30% de áreas degradadas. Sin embargo, “se siguen autorizando proyectos de actividad offshore en el mar Argentino, en contra de los objetivos nacionales e internacionales asumidos por el país”, agregó Lapalma.
“La crisis climática y la pérdida de biodiversidad son dos caras de la misma moneda. La restauración de los ecosistemas y una gestión responsable de la biodiversidad sólo pueden tener éxito si van acompañadas de acciones de mitigación del cambio climático, descarbonización de la economía, protección de la biodiversidad y de un manejo sostenible de la tierra”, afirmó Di Pangracio.
Humedales Andinos: el impacto de la minería de litio
Los humedales andinos —entre ellos salares, lagos y lagunas— son ecosistemas de alta importancia ambiental y social, esenciales para la vida ya que tienen la función primordial de ser reservorios de agua dulce que, por su capacidad absorbente, controlan las inundaciones y sequías ayudando a mitigar y adaptarse al cambio climático.
Sin embargo, estos ecosistemas se ven perjudicados por actividades extractivas como la minería de litio, de cobre y de otros minerales considerados “críticos” para la transición a nuevas formas de energía. El incremento en la demanda de litio de los países del Norte Global aceleró la extracción y producción a nivel global, enfocado en regiones ricas como los humedales andinos de Argentina, Bolivia y Chile —países que albergan más del 53% de los recursos globales.
Argentina es el cuarto productor mundial de litio y cuenta con un estimado de 50 proyectos en diferentes fases. “Con el foco puesto en la generación de divisas, los gobiernos tanto nacional como provinciales priorizan estas inversiones por sobre la realización de estudios hidrológicos necesarios para determinar si las operaciones pueden realizarse sin generar daños irreversibles al ambiente”, explicó Laura Castillo, coordinadora del Programa de Humedales Altoandinos de FARN.
A su vez, agregó: “Estos proyectos violentan los derechos humanos de las comunidades locales ya que se avanza sin que existan adecuados procesos de información y participación en la toma de decisiones. Las soluciones a la crisis climática y de biodiversidad requerirán indefectiblemente de que los países definan sus propias transiciones socioecológicas hacia modelos de vida respetuosos con los derechos humanos y los límites planetarios”.
En su meta 22, el MMB establece que se debe asegurar la plena protección de los pueblos indígenas, las comunidades locales y grupos vulnerados. “Es crucial que los países incluyan en sus estrategias nacionales la protección de los derechos de los pueblos indígenas y comunidades locales que están en la primera línea de la defensa y el cuidado de la biodiversidad”, indicó Castillo.
Las personas defensoras ambientales y la perspectiva de género en la COP16
Latinoamérica es la región más peligrosa para las personas que defienden el ambiente: cada año decenas de defensoras y defensores ambientales son asesinados allí. Según el informe más reciente de la ONG Global Witness, el 84,7% de los asesinatos a personas defensoras del ambiente en 2023 se produjo en América Latina y el Caribe.
La Fundación Inalafquen, con sede en San Antonio Oeste, Río Negro, lleva 30 años trabajando en la protección del medio ambiente y las especies nativas del Área Natural Protegida Bahía de San Antonio. Liz Assef, miembro de la fundación, se pronunció sobre la situación de quienes defienden el ambiente en Argentina: «Nos enfrentamos a la falta de justicia ambiental y a la impunidad. Necesitamos contar con las herramientas necesarias para hacer efectivo lo establecido en el Acuerdo de Escazú, como el acceso a la información, la participación en la toma de decisiones sobre nuestros territorios y la protección y resguardo de quienes defendemos el ambiente.»
Por su parte, Sofia Naranjo, de Taller Ecologista, en Rosario, Santa Fe, organización que trabaja en la protección y conservación de los humedales fluviales, contó que la situación de los humedales del Delta del Paraná presentan múltiples amenazas que los degradan día tras día. “La situación que vivimos no es ajena a lo que sucede en el resto del país, donde lo ambiental se intenta dejar en un segundo plano. Todavía estamos a tiempo para cambiar hacia sociedades más justas, biodiversas y sostenibles para dejar la acumulación infinita del capital y la mercantilización obscena”.
Otro de los ejes de la COP 16 será la perspectiva de género en los temas ambientales. En ese sentido, Di Pangracio explicó que, en todo el mundo, las mujeres son las que dependen en mayor medida de los bienes naturales. Sin embargo, tienen menor acceso a ellos. “La desigualdad de género, sumada a la crisis climática, es uno de los grandes desafíos de nuestra época. Es fundamental que los gobiernos incluyan la perspectiva de género al emprender acciones climáticas y de protección de la biodiversidad para aportar a un mundo más justo y equitativo”, sostuvo.
¿Cómo llega Argentina a esta COP16?
Argentina se destaca por su extraordinaria diversidad ecogeográfica: 15 continentales, 2 marinas y 1 en la Antártida. Esta variedad de paisajes y climas ha dado lugar a una rica biodiversidad, posicionando al país como uno de los más diversos del mundo en términos ecológicos. Sin embargo, esta riqueza natural enfrenta importantes amenazas.
Datos sobre el nivel de afectación de algunos ecosistemas:
- Bosques Nativos: Según un informe del 2020 del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, Argentina está entre los diez países con mayor pérdida neta de bosques entre 2000 y 2015. Entre 1998 y 2018, se perdieron alrededor de 6,5 millones de hectáreas de bosques nativos, y el 43% de esa pérdida ocurrió entre 2007 y 2018. A esta situación se suma la eliminación del Fondo Fiduciario de Protección Ambiental de los Bosques Nativos (FOBOSQUE), por parte del gobierno nacional el pasado 8 de octubre.
- Incendios: Entre 2020 y 2023, más de 2 millones de hectáreas fueron quemadas, lo que equivale a 98 veces la superficie de la Ciudad de Buenos Aires. Según el Servicio Nacional de Manejo del Fuego, el 95% de los incendios son causados por la actividad humana. Los incendios ocurridos en 2022 ocasionaron una pérdida de 211.974 hectáreas de bosques nativos, con las mayores pérdidas registradas en Santiago del Estero, Formosa, Chaco y San Luis.
- Humedales: Los humedales, que cubren aproximadamente el 21% del territorio argentino, están en peligro por la agricultura, la urbanización y el cambio climático. En los últimos 10 años se presentaron ante el Congreso de la Nación 16 proyectos de Ley de Humedales, pero la falta de interés político hizo que no prosperaran.
- Desfinanciamiento de fondos ambientales: Según el Monitor Ambiental del Presupuesto publicado en agosto por FARN, el financiamiento para programas ambientales en Argentina ha sido insuficiente. Durante los primeros seis meses del año las partidas destinadas al ambiente y a funciones socioecológicas, como manejo del fuego, protección de bosques nativos y de áreas marinas, entre otros, tuvieron caídas que van desde un 35% hasta más del 44% en términos reales.
“Ya no es suficiente ver la naturaleza como un mero ‘recurso estratégico’. Es imperativo reconocer que los sistemas naturales son el fundamento mismo de la vida en la Tierra, incluyendo la nuestra. La protección de la naturaleza implica una vida mejor y más digna para la población en su conjunto. La COP16 es una oportunidad para terminar con la falsa dicotomía entre naturaleza y progreso”, expresó Di Pangracio.