El presidente Alberto Fernández dio un discurso en la Conferencia Mundial sobre el Cambio Climático COP26, en Glasgow, donde mencionó la mejora de la Contribución Determinada a Nivel Nacional (NDC por sus siglas en inglés) en un 27% respecto a la del 2016, pero no hizo alusión a la meta de alcanzar la carbono neutralidad 2050, requisito fundamental para poder cumplir con el objetivo de 1,5ºC del Acuerdo de París.
Esto representa un retroceso sustancial respecto a la narrativa y el nivel de ambición que nuestro país venía impulsando: no basta solo con tener una meta a 2030, sino que hay que llegar a cero emisiones netas para 2050 y es necesario elaborar una hoja de ruta para lograrlo.
En este marco, cabe destacar que Argentina se había comprometido a presentar su estrategia de descarbonización a largo plazo en esta cumbre climática, pero dio marcha atrás.
Otro punto importante respecto al discurso del Presidente es su mención a que “la política ambiental es política de Estado”. Sin embargo, en la práctica, lo ambiental no es prioritario. En el Plan de transición energética se destaca el rol de Vaca Muerta y del gas como combustible de transición lo que es contradictorio a los compromisos climáticos. Además, según los datos del Presupuesto Nacional: Por cada $1 que se destina a la conservación del ambiente y medidas de mitigación al cambio climático, se destinan $15 a actividades que lo degradan.
Por otro lado, uno de los aspectos centrales de su presentación fue el “canje de deuda por acción climática”, lo que resulta un aspecto interesante que sin duda requerirá de un debate amplio y que deberá contestar interrogantes tales como: ¿Qué acciones concretas serán catalogadas como “acción climática”?, ¿Cuáles serán los mecanismos de transparencia? ¿Cómo asegurar que el dinero que no se paga al acreedor sea efectivamente asociado a los fines climáticos propuestos? y, ¿Cuáles serán las consecuencias ante el incumplimiento del canje?
Por último, y para resolver los desafíos de financiación habló de la creación de un Comité sobre financiamiento climático, que deberá contemplar el principio de responsabilidades comunes pero diferenciadas para pensar en nuevas fuentes de financiamiento que complementen los 100 mil millones de USD.
Diversos sectores de la sociedad civil y de la ciencia afirman contundentemente que los compromisos asumidos en esta COP26 serán fundamentales para mantenernos dentro de los límites climáticos seguros. En este sentido, nos preguntamos ¿nuestro país está a la altura de este desafío?