El FMI alienta un plan de ajuste fiscal y una reforma legislativa para impulsar la exportación del sector energético fósil y minero. En un contexto donde el 58% de los hogares en Argentina tienen algún tipo de privación energética, el FMI respalda los subsidios a las empresas de combustibles fósiles mientras afecta el acceso de la población a la energía.
El Gobierno argentino y el Fondo Monetario Internacional (FMI) alcanzaron un acuerdo para la séptima revisión del Programa de Facilidad Ampliada (EFF). En enero, el FMI desembolsó $4.7 mil millones para Argentina, consolidando un claro apoyo a la nueva administración del presidente Javier Milei y su llamado «plan de estabilización». El programa se basa en propuestas que históricamente han fracasado en la política económica mientras encierran a Argentina en un modelo económico y de desarrollo quebrado y sin fin.
El FMI alienta un ajuste inicial de alrededor del 5% del Producto Interno Bruto, un objetivo muy ambicioso incluso en términos internacionales. Sin embargo, la efectividad de un ajuste así carece de evidencia de éxito. De hecho, a medida que el gasto público disminuye, fomentando una recesión, los impuestos basados en la actividad económica, como el IVA, también disminuyen, lo que induce a nuevos recortes de gastos para obtener el mismo resultado.
Además, el continuo respaldo del FMI a la explotación de combustibles fósiles en Argentina y el mantenimiento de subsidios para las empresas de hidrocarburos, a la par que se reducen los subsidios para los consumidores, aleja a la Argentina de sus compromisos internacionales en materia climática.
Deshaciendo los compromisos climáticos de Argentina
El éxito del acuerdo se basa en la promoción de mejoras estructurales en el equilibrio energético, agrícola y minero de Argentina para generar divisas mientras no se logra una adecuada aplicación de la acción climática. El FMI continúa alentando la reforma legislativa y regulatoria para impulsar la exportación del sector energético fósil y minero argentino. Estos tres son los sectores primarios con la mayor contaminación y emisiones más altas de dióxido de carbono. El sector energético (45%) y el agrícola (45%) representan el 90% de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) de Argentina.
En un contexto de crisis climática, la dependencia del sector exportador primario representa una amenaza para la estabilidad macroeconómica. Durante 2023, Argentina sufrió la peor sequía de la historia, que redujo las exportaciones totales en un 24.5% y significó el 3% del PBI. Sin embargo, el FMI insistió en la continuidad de los objetivos del programa y en el desembolso de pagos.
Un futuro fósil
El FMI sigue promoviendo la expansión de los combustibles fósiles en Argentina, al respaldar la extracción de gas y petróleo no convencionales a través del proyecto Vaca Muerta, y al fomentar el aumento de las exportaciones de Gas Natural Licuado (GNL) para pagar la deuda. Según las proyecciones del Fondo, las exportaciones de petróleo argentino podrían incrementarse pasando de aproximadamente 100 mil barriles por día en 2023 a 900 mil barriles por día para el 2030.
Esta política del FMI dirige a la Argentina hacia un futuro dependiente de los combustibles fósiles con activos de infraestructura que podrían quedar varados en un futuro cercano, lo que amenaza la estabilidad financiera del país. Además, la explotación de Vaca Muerta, utilizando técnicas de fracturación hidráulica genera significativos conflictos socioambientales en las comunidades circundantes, tales como terremotos, contaminación del agua y la generación de residuos tóxicos.
Además, los recortes de políticas incluidas en el EFF apuntan a los subsidios energéticos para el consumidor, lo que lleva a precios más altos de la energía, que comenzaron con la segmentación tarifaria y continúan con la eliminación directa de los subsidios a la demanda, mientras que el FMI respalda el mantenimiento de los subsidios a los hidrocarburos en el lado de la oferta. Los subsidios a las empresas de combustibles fósiles alcanzaron casi $10 mil millones en el período 2016-2022. Durante los primeros dos meses de 2024, se ejecutaron más de $7.3 mil millones en subsidios para empresas de hidrocarburos; pero no se ejecutó ni un solo dólar en subsidios para consumidores.
En un contexto donde el 58% de los hogares en Argentina tienen algún tipo de privación energética, el FMI respalda los subsidios a las empresas de combustibles fósiles mientras afecta el acceso de la población a la energía. La continua promoción de la dependencia de los combustibles fósiles y el respaldo a los subsidios para las empresas de hidrocarburos aleja a Argentina de los compromisos internacionales asumidos en el ámbito climático, como lograr la neutralidad de carbono para 2050, pero también es perjudicial para la autonomía en el desarrollo de políticas para una transición energética hacia fuentes bajas en carbono.
Firmas:
ACIJ
CEPPAS
ETFE
FES
FARN
Recourse
Francisco Cantamutto. Investigador CONICET IIESS (UNS/CONICET)
Juan Pablo Bohoslavsky. Investigador CONICET-UNRN (CIEDIS)