El gobierno de la Ciudad de Buenos Aires ha anunciado la revocación de la concesión privada del zoológico porteño, paso previo a una reconversión del predio de 18 hectáreas que desde hace 142 años funciona en el barrio de Palermo.
Según el Jefe del Gobierno, Horacio Rodríguez Larreta, se generará allí un ecoparque interactivo lo cual supondrá un largo proceso de traslado a reservas naturales y santuarios.
El zoo porteño estuvo concesionado por 24 años. Los zoológicos estatales concesionados han demostrado adolecer de precarias condiciones de bienestar animal, y escasos programas de conservación, investigación y educación ambiental. Tampoco han invertido sus altos ingresos por venta de entradas en la salvaguarda de especies y ecosistemas nativos amenazados. Los zoológicos manejados por el propio Estado tampoco están cumpliendo con esta clase de tareas.
A partir de lo expresado recientemente por la máxima autoridad porteña, bienvenido por cierto, emerge el desafío de que -como debiera ocurrir con todos los zoológicos- el zoo de la Ciudad de Buenos Aires se transforme en un centro de rescate/rehabilitación de fauna, de conservación de especies amenazadas, generando conocimientos e impartiendo educación ambiental, todo ello en el marco de las mejores prácticas en materia de bienestar animal.
Así, cierra el viejo zoológico victoriano de Buenos Aires. Será necesario establecer nuevos objetivos, metas y actividades, generando una nueva institución con la participación y contribución de diversos sectores interesados, con programas y proyectos que permitan atender la desafortunadamente acuciante realidad de numerosas especies y ecosistemas en Argentina.
Por Ana Di Pangracio