A pesar de la crisis climática que impacta en la Argentina y en el mundo, los distintos gobiernos nacionales y provinciales de las últimas décadas han consensuado que la extracción de minerales y, en particular, de petróleo y gas de origen fósil para su exportación, sería la clave para el crecimiento económico del país.
Esto se ve reflejado, especialmente, en la decisión de expandir la frontera hidrocarburífera y el avance sobre los yacimientos de petróleo y gas no convencionales de Vaca Muerta. Los combustibles fósiles son la principal fuente de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), que producen el cambio climático que está impactando a la Argentina, causando muertes, daños y pérdidas materiales difíciles de cuantificar. La extracción y el posterior uso del petróleo y el gas que se propone exportar el país contribuyen a exacerbar estos impactos.
El aumento de las obras de infraestructura y la instalación del equipamiento necesarios para exportar petróleo y gas desde la Argentina al mundo es una muestra de esto. En este contexto, este trabajo busca estimar y analizar las emisiones de metano (CH4) vinculadas a los proyectos hidrocarburíferos con los que se aspira a incrementar la exportación de fósiles.
Metano en la Argentina
Según el último informe del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático, para mantener el calentamiento global en torno a 1,5°C es necesario reducir las emisiones de metano en aproximadamente un 30% para 2030. Este mismo informe señala que solo con la continuidad de las operaciones de las instalaciones existentes de petróleo, gas y carbón, se superarían sobradamente los 1,5°C de aumento de temperatura media global.
Las emisiones de metano, además de contribuir al cambio climático, son precursoras del ozono troposférico, un contaminante que agrava enfermedades respiratorias y cardiovasculares. Su reducción podría evitar más de 260.000 muertes prematuras al año.
Según el Inventario Nacional de Gases de Efecto Invernadero de Argentina, en 2022 la principal fuente de metano fue la fermentación entérica del ganado bovino (54%), seguida por la industria del gas y petróleo (17%) y por la disposición de residuos sólidos (12%) (Subsecretaría de Ambiente, 2024). Entre 1990 y 2022, las emisiones vinculadas al gas y petróleo aumentaron del 11% al 20%, con un crecimiento del 115% en la producción de gas. Este incremento está asociado a la expansión de Vaca Muerta mediante fractura hidráulica.
Nuevos proyectos de la industria de los hidrocarburos
Los proyectos de inversión en petróleo y gas destinados a ampliar la capacidad de exportación en el corto y mediano plazo incluyen, por un lado, a Vaca Muerta Sur, con una inversión estimada de USD 3000 millones para construir un oleoducto y una terminal portuaria en Punta Colorada, Río Negro, que permitirían exportar hasta 700.000 barriles diarios de crudo en 2027. En paralelo, la iniciativa Argentina LNG, que contempla tres etapas para exportar 28 millones de toneladas métricas anuales de gas natural licuado (GNL) en 2030 utilizando buques de licuefacción (FLNG, por sus siglas en inglés) y nueva infraestructura gasífera. A esto se suma la ampliación del gasoducto Perito Moreno, con una inversión de USD 700 millones, que busca fortalecer el abastecimiento interno y abrir oportunidades de exportación regional, especialmente a Brasil.
Estas iniciativas avanzan en un contexto de falta de información pública sistematizada, con datos fragmentarios y sin mecanismos adecuados de consulta, lo cual constituye una violación tanto de la Ley de Acceso a la Información Pública como del Acuerdo de Escazú, y limita el ejercicio de derechos ciudadanos. Además, la elección de Punta Colorada, en el golfo San Matías, como lugar para las operaciones finales de exportación, pone en riesgo un ecosistema único y los modos de vida de las comunidades costeras.
Resultados
Considerando las proyecciones de producción informadas para cada proyecto, las emisiones generadas por la producción de hidrocarburos y la infraestructura necesaria para los nuevos proyectos para la exportación irán incrementando las emisiones netas de la Argentina de manera paulatina, llegando a su máximo en 2030.
Figura 1. Incorporación anual de emisiones de GEI totales, identificadas en fugitivas y por combustión, para cada una de las etapas de los diferentes proyectos para la exportación de petróleo y gas

Fuente: cTAE, UNICEN.
De esta forma, año tras año se irán sumando las emisiones correspondientes a cada una de las etapas de cada proyecto que entre en operación, hasta alcanzar en 2030 un total de casi 34.000 ktCO2e, que se adicionarán al inventario de GEI de la Argentina. Un 60% de estas emisiones corresponderán a metano.
Los proyectos para la exportación de hidrocarburos generarán un incremento de un 83% en las emisiones fugitivas a 2030 respecto del inventario nacional de GEI de 2022. Esto equivale a unas 20.930 ktCO2e adicionales, de las cuales el 96% serán emisiones de gas metano.
Las emisiones totales del sector de la energía aumentarán un 17% respecto de 2022, considerando tanto las emisiones fugitivas como las producidas por la quema de combustible como consecuencia de las actividades necesarias para la exportación. De este total, el 62% serán emisiones de metano.
Las emisiones que se generarían por el uso de los combustibles exportados por la Argentina en 2030 representan el 113% de las emisiones nacionales por la quema de combustibles de 2022, considerando el último inventario de GEI presentado por el país. Estas representarían un 0,5% de las emisiones globales del sector Energía.
Figura 2. Participación porcentual en las emisiones del sector Energía en 2023 ordenada por país en forma decreciente

Fuente: cTAE, UNICEN.
Los resultados obtenidos en este estudio muestran que, de concretarse los proyectos para la exportación de petróleo y gas, las emisiones fugitivas de metano se incrementarían en un 79% hacia 2030 respecto de las emisiones fugitivas informadas en el último Inventario Nacional de Gases de Efecto Invernadero de 2022. Estas mismas emisiones, sumadas a las de dióxido de carbono generadas a lo largo de la cadena productiva de petróleo y gas licuado para exportación, incrementarían las emisiones del sector Energía en un 16% en 2030 respecto de las emisiones del sector informadas en dicho inventario.
Si bien este trabajo aborda fundamentalmente las emisiones estimadas de metano y otros GEI, los impactos sobre la salud humana derivados de estos y otros contaminantes asociados son igualmente críticos y exigen ser comprendidos, evaluados y abordados con la misma rigurosidad y urgencia que las consideraciones climáticas.
En este sentido, el análisis de estos proyectos, así como de la política energética en general, debe abordar de manera completa y sistemática cada una de las consecuencias socioambientales, socioeconómicas y político-institucionales, claves para el desarrollo de un país y de una sociedad. Solo así se podrá realizar una evaluación integral, informada y necesariamente participativa de políticas y proyectos específicos como los analizados en este documento.
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