La norma sancionada hace 15 años protege estas reservas estratégicas de agua y patrimonio natural. La intención del mileísmo con el sector extractivista y el RIGI.
Por Gabriela Ensinck
El presidente Javier Milei anticipó hace algunas semanas en un encuentro del Club de la Libertad que iba a enviar un proyecto al Congreso en sesiones extraordinarias para modificar la Ley de Glaciares y “que cada provincia determine cuál es la zona donde se puede hacer minería”. El objetivo oficial es “destrabar proyectos mineros”, justamente después de conocerse el “acuerdo comercial” con Estados Unidos. En los últimos días, la propuesta se aceleró, con el aval de varios gobernadores que, desesperados por fondos que el gobierno nacional les retacea, apoyan la iniciativa que les permitiría recibir inversiones extractivistas.
Pero ¿en qué consiste y por qué es importante la Ley de Glaciares? Ante todo, se trata de una normativa que no fue fácil de aprobar. De hecho, en 2008 fue vetada por la entonces presidenta Cristina Fernández de Kirchner, y solo luego de una fuerte presión de las comunidades, referentes científicos y organizaciones sociales y ambientales, se convirtió en Ley en 2010.
Argentina se posicionó entonces como un país pionero en proteger los glaciares y el ambiente periglacial por ser reservas estratégicas de agua; un hito valorado internacionalmente hasta hoy, en tiempos en los que se profundiza la crisis climática.