Por Agustina López
Como cada año alrededor de esta fecha, empieza formalmente la Conferencia de las Partes de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, la COP30.
En esta oportunidad se celebra entre el 10 y el 21 de noviembre en la ciudad amazónica Belém do Pará, en Brasil. Pese a las complicaciones de logística, la presidencia de Lula da Silva eligió esta ciudad por su fuerte simbolismo: el futuro de la Amazonía, ese ecosistema tan rico y vital para la Tierra, se discutirá allí mismo.
El contexto es de suma urgencia por la crisis climática: 2025 va camino a ser uno de los tres años más cálidos de los que se tiene registro y los desastres climáticos afectan la salud y la economía de países en todo el mundo. Sin ir más lejos, el campo argentino está inundado hace días, con pérdidas millonarias.
Sin embargo, a 10 años del Acuerdo de París, en donde los países miembros se comprometieron a reducir sus emisiones de gases efecto invernadero para tratar de mantener a raya la temperatura global, los esfuerzos que se hicieron, según los expertos, son insuficientes.
“La Argentina es un gran signo de pregunta. La realidad es que es importante que estemos sentados en la mesa donde se toman decisiones de política climática y más en un país altamente vulnerable a los eventos climáticos extremos como inundaciones, sequías, incendios. Es una oportunidad que se puede perder. La COP se hace en la región, la adaptación va a tener un rol muy importante. También se van a negociar temas de financiamiento”, explicó a TN Camila Mercure, coordinadora del área de Política Climática de FARN.