La Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN) cuestionó la falta de transparencia y la restricción a la participación ciudadana en la audiencia pública que se realizó este 17 de agosto para analizar los estudios de impacto ambiental del proyecto del Oleoducto y la terminal Vaca Muerta Sur en el Golfo San Matías, ubicado entre las provincias de Río Negro y Chubut.
Los Estudios de Impacto Ambiental (EIA) del proyecto, presentado por YPF, vulneran el Acuerdo de Escazú al limitar el derecho de acceso a la participación y obstaculizar el debate integral y acumulativo sobre sus impactos en la región.
Cristian Fernández, coordinador del área de Legales de FARN, explicó que el EIA presentado por YPF es un documento que presenta “un análisis de riesgos ambientales fragmentado, eludiendo así los impactos acumulativos y climáticos de las obras del Oleoducto y del puerto”. Además, afirmó que “la participación en la audiencia fue restringida exclusivamente a personas con residencia en Río Negro, a pesar de que el megaproyecto incluye y afecta también a los territorios de Neuquén y Chubut”.
La audiencia pone de manifiesto los mecanismos poco transparentes, el limitado acceso a la información y a la participación con una baja institucionalidad democrática.
Giselle Munno Dithurbide, integrante del área de Legales de FARN, agregó: “La convocatoria descarta la posibilidad de que vecinos -por ejemplo, de la Provincia de Neuquén, que son parte interesada y afectada de forma directa por estas obras- puedan formular aquellas opiniones que consideren pertinentes o exponer en el marco de esta instancia. Esto es fundamental ya que este proyecto impacta en el ambiente de manera interjurisdiccional y a nivel ecosistémico”.
Munno Dithurbide explicó, además, que “resulta violatorio del Artículo 7 del Acuerdo de Escazú que dispone que, para la participación pública en los procesos de toma de decisiones ambientales, se deberá implementar una participación abierta e inclusiva sobre la base de los marcos normativos internos e internacionales”.
Las costas del Golfo San Matías y de la Península Valdés son importantes enclaves de biodiversidad. Esta región se destaca por la presencia de diferentes especies de aves y mamíferos marinos que se alimentan y reproducen en los golfos. El avance de este proyecto impactará de forma negativa la biodiversidad como consecuencia de los potenciales derrames de hidrocarburos, el incremento del tráfico marítimo, el impacto acústico y el aumento en la probabilidad de colisiones con las diversas especies.
Además, según explicaron Julia Gerlo y Ariel Slipak, integrantes del área de investigación de FARN, en el diario La Nación, este proyecto, por su potencial contaminación, puede poner en riesgo puestos de trabajo en las comunidades locales que viven del turismo y la pesca
Por último, el proyecto tendrá impactos negativos directos sobre los ecosistemas de las reservas naturales Parque Nacional Islote Lobos, Área Natural Protegida y Patrimonio Natural de la Humanidad –declarada de esta forma por la UNESCO en 1999-, y Reserva Caleta de Los Loros.