Organizaciones de la sociedad civil y científicas sostienen que es necesaria la inmediata revisión de la legislación vigente. El conflicto entre la fauna patagónica y la producción ovina es un problema complejo que requiere un abordaje adecuado buscando la coexistencia.
Las organizaciones abajo firmantes instan a los gobiernos de las provincias patagónicas a revisar su legislación y dar marcha atrás con la habilitación de la caza de pumas, zorros y guanacos, especies claves para los ecosistemas naturales de la zona. Asimismo, se los alienta a trabajar en la problemática del conflicto entre la fauna y la producción ovina con un abordaje más adecuado que busque la coexistencia.
Las legislaciones provinciales vigentes que promueven la caza e incluso regímenes de recompensa para resolver estos conflictos resultan sumamente anacrónicas e ignoran los nuevos enfoques de producción en armonía con la conservación de la naturaleza. A lo largo de los años, esta alternativa ha demostrado no ser una verdadera solución para un problema complejo.
Desde las organizaciones firmantes, tal como lo vienen haciendo en los últimos años, ponen a disposición los puntos clave que consideran fundamentales para el abordaje y la búsqueda de una solución al conflicto que afecta a los productores ganaderos de la Patagonia y la fauna nativa de la Argentina:
- Numerosas evidencias revelan que el problema de desertificación que afecta a la región patagónica se deriva de una historia de uso y manejo inadecuado de la carga ganadera de herbívoros domésticos, y no de la presencia del guanaco. Un manejo apropiado del ganado y de los recursos forrajeros favorece la coexistencia entre herbívoros domésticos y nativos;
- Estudios científicos demuestran que la mayoría de los predadores tope, como zorros y pumas, no predan sobre animales domésticos. Por el contrario, poblaciones saludables de estos depredadores previenen explosiones demográficas de otras especies como liebres europeas y guanacos. Asimismo, depredadores topes como el puma contribuyen a mantener bajas las densidades de meso depredadores como el zorro colorado.
- Existen evidencias de que perros domésticos o asilvestrados suelen generar mayores daños que los carnívoros nativos, contribuyendo y perpetuando la confusión y estigmatización de los carnívoros silvestres.
- La convivencia con el guanaco, los pumas y los zorros colorados, incluyendo posibles acciones de manejo como la implementación de un uso sostenible del guanaco o el control de individuos “problema” de carnívoros, debe ir de la mano del delineamiento de programas y planes de conservación y manejo con evidencia científica que aseguren poblaciones saludables de estas especies.
- Los programas y planes de manejo sostenible deben implementarse bajo la fiscalización y control de las autoridades competentes de las provincias, conformando comisiones o mesas de trabajo interdisciplinarias e intersectoriales en conjunto con autoridades nacionales competentes. Estas entidades deben monitorear su implementación, identificando posibles problemas o conflictos con las actividades productivas, y analizando diferentes alternativas de manera conjunta para solucionarlos. Resulta fundamental que el desarrollo de estos programas y planes se realice de manera abierta, participativa y responsable, basado en evidencia científica y teniendo en cuenta la situación particular de la especie en cada provincia. Además, deberán ser actualizados periódicamente para mantener su vigencia y efectividad.
- Censos de la población de estas especies, llevados a cabo por expertos con metodologías similares y/o comparables, actualizados y validados, son una herramienta fundamental para la toma de decisiones en el marco de un manejo adaptativo por parte de las autoridades de aplicación.
- La toma de decisiones no debe basarse en estimaciones numéricas provistas por los productores ni tampoco poner en manos del titular de la tierra la selección de la persona a cargo de llevar adelante la caza, de los medios de caza, entre otros asuntos.
- No pueden habilitarse temporadas de caza de guanacos, pumas y zorros estableciendo cupos arbitrarios de piezas por cazador, ni mucho menos implementar regímenes de recompensas por la caza de pumas y zorros, sin antes contar con estudios poblaciones de tales especies. Es imprescindible realizar una evaluación exhaustiva del impacto ambiental de la caza promovida, así como ponderar otras prácticas alternativas para la protección del ganado, diferentes a la caza. Asimismo, se deben llevar a cabo estudios que describan la problemática que ha originado los regímenes de recompensa referidos, antes de considerar su implementación
Por todo ello, las organizaciones firmantes reiteran el pedido a las autoridades provinciales patagónicas, en conjunto con las nacionales, para que impulsen una mesa de trabajo junto a organizaciones de productores, la academia, instituciones públicas de la producción, legisladores y organizaciones de la sociedad civil vinculadas a la conservación de la naturaleza. De esta forma, se podrá abordar responsablemente la coexistencia entre la vida silvestre y la producción ganadera en la década de la restauración ambiental, logrando arribar a verdaderas soluciones y no a la promoción de recurrentes conflictos.
Organizaciones firmantes:
- Aves Argentinas
- Comisión de Supervivencia de Especies de la UICN para Meso y Sudamérica
- Comité Argentino de la UICN
- Fundación Ambiente y Recursos Naturales
- Fundación Patagonia Natural
- Fundación Vida Silvestre Argentina
- Grupo Especialistas en Camélidos Sudamericanos (GECS) de la UICN