La coalición de organizaciones ambientales reclama al Estado Nacional desestimar la construcción de las represas sobre el río Santa Cruz por ser un mal negocio desde lo técnico, ambiental, económico y social En su lugar, propone un cambio de paradigma en materia de producción y consumo de la energía, orientando los recursos del Estado al cumplimiento de los compromisos pre-electorales de promoción de energías renovables y políticas de eficiencia energética.
Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN), Aves Argentinas, Banco de Bosques, Flora y Fauna, Fundación Naturaleza para el Futuro (FuNaFu) y Fundación Vida Silvestre Argentina (FVSA) vuelven a reclamar a la Administración Nacional la suspensión de la construcción de las represas del complejo hidroeléctrico Kirchner-Cepernic sobre el lecho del río Santa Cruz, ubicado en la provincia homónima y último río glaciario de la Patagonia que corre libre desde la cordillera hasta el mar.
La coalición, que en varias oportunidades manifestó su posición frente a este megaproyecto hidroeléctrico (se puede acceder en www.riosantacruzlibre.org), hoy renueva su compromiso en subrayar la necesidad de democratizar la energía en la Argentina, superar el mito de que “las renovables nunca satisfarán más que una ínfima parte de la demanda”, y marcar que el costo ambiental y económico supera significativamente los beneficios energéticos y sociales que podrían satisfacer a la ciudadanía en el corto plazo, y no así en el mediano y largo.
Las grandes represas tienen un alto impacto sobre el medio ambiente y una escasa vida útil por la acumulación de sedimentos que las deja inoperables. Por ambos motivos, no están consideradas energías renovables. A nivel nacional, el gran impacto socio-ambiental de las represas llevó, precisamente, a la decisión legislativa de dejar fuera del régimen de energías renovables a emprendimientos de más de 50 MW2. Asimismo, dentro de la comunidad científica, existe consenso al afirmar que una de las mayores causas de disrupciones en los flujos de agua es la construcción de grandes represas, contribuyendo sustancialmente a la destrucción de pesquerías, la extinción de especies y la pérdida generalizada de servicios ecosistémicos de los cuáles depende la economía humana.
Los que se irán
La confluencia y desembocadura de los ríos Chico y Santa Cruz, ha sido declarada recientemente como AICA (Área de Importancia para la Conservación de las Aves). Esto pondera a la cuenca del río Santa Cruz sobre otros sitios de la región en cuanto a su valor para la conservación de la biodiversidad. El sitio es clave como lugar de invernada para el críticamente amenazado macá tobiano (Podiceps gallardoi), ave endémica de la Argentina, registrada sólo en la provincia de Santa Cruz y declarada Monumento Natural Provincial. Esta temporada de invierno se contabilizaron casi la mitad de los individuos de macá tobiano en la desembocadura del río Santa Cruz.
Esta desembocadura del Río Santa Cruz es, además, un AICA por mantener regularmente un número equivalente al 1% del total de la población conocida para el pingüino de Magallanes (Spheniscus magellanicus), ya que es no sólo un sitio de alimentación sino que además en la zona del estuario existen dos colonias, las cuales albergan cerca de 30 mil parejas reproductivas. Otras especies, con categoría global de amenaza, que dan valor al AICA son el flamenco austral (Phoenicopterus chilensis) y del chorlito ceniciento (Pluvianellus socialis).
En un informe sobre impactos del complejo hidroeléctrico, la Administración de Parques Nacionales destacó la irreversible pérdida de, y la severa afectación a valiosa biodiversidad, flora, comunidades limnológicas, así como valores culturales, debido a la pérdida de información arqueológica y patrimonio paleontológico. Hoy se desconocen los potenciales daños que las represas podrían generar, incluso con el nuevo diseño. El indicar que por el simple pase de 11 a 8 turbinas se evitará que la potencia de las represas impacte en el ambiente es poco serio, una irresponsabilidad por parte de las autoridades.
¿Cuál es la prioridad?
Conforme su diseño original, las represas Kirchner-Cepernic tendrán una productividad o factor de planta del 34% (comparada con Yacyretá que tiene un 71%), y sólo el 43% de la energía que generarían podría ser aprovechada por la capacidad de los tendidos eléctricos actuales. Para aprovechar el 100% de la energía generada, debían construirse nuevos tendidos eléctricos que se calculaban en unos 2.000 millones de dólares, haciendo económicamente inviable el proyecto.
Sumado a ello, no resulta un proyecto prioritario y no está en línea con los compromisos asumidos por Argentina en el Acuerdo de París para atender la problemática del cambio climático global. En este punto es importante subrayar que el sector energético genera el 50% de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), responsables del cambio climático. Además existen otros impactos ambientales relacionados con el sector energético, como la contaminación atmosférica y del agua, la destrucción de hábitats y la degradación de tierras.
Una propuesta eficiente
En este sentido, la coalición exige el impulso de una política de eficiencia energética que promueva el uso eficiente de la energía. Esto permitirá contribuir a la reducción de las emisiones de GEI, a proteger nuestros recursos no renovables, a favorecer que los servicios energéticos se brinden a un menor costo y, de esta manera, también a cuidar la economía. El potencial de ahorro estimado a 2030 se encuentra entre el 20% y 30% en relación con la demanda estimada, de continuar con las prácticas actuales.
Todos los sectores pueden disminuir su consumo de energía. Esto le permitiría al Estado ahorrar, al menos, US$ 2.500 millones hasta 2020 a partir de una reducción de la demanda futura de combustibles para generación y de una disminución en el costo de inversión en centrales eléctricas (FVSA, 2013).
La experiencia internacional indica que una de las formas más rápidas y económicas de superar una situación energética crítica es racionalizar y hacer más eficiente el consumo y también que, en general, es más barato ahorrar una unidad de energía que producirla. Si bien en la Argentina ya se están impulsando algunas medidas para promover la eficiencia energética, resultan aún parciales e insuficientes. Por todo lo expuesto, las represas representan un mal negocio desde lo ambiental técnico y económico. No tiene sentido seguir adelante con un proyecto con tan mal prónostico.
Acorralados por China
En esta línea, según los dichos de los funcionarios de la cartera del Ministro del Interior, Obras Públicas y Vivienda, la construcción del proyecto hidroeléctrico respondería meramente a compromisos financieros con China para evitar una eventual situación de cross default, más que por genuinas prioridades energéticas y ambientales, consensuadas estratégica y participativamente entre todos los argentinos. Así, entendemos que se avanzará, en lo inmediato, con las obras de ingeniería y quedará habilitado sin más trabas el resto de la línea de créditos chinos, avivando otro debate que es el rol del financiamiento extranjero, en este caso chino, en nuestra economía. Pareciera que la presión para la realización de las obras excede las necesidades nacionales para enfrentar la crisis energética y que este proyecto sería un bastión en la Asociación Estratégica Integral. En efecto, el gobierno de China advirtió que frenarían otros convenios acordados a partir de julio de 2014, entre los que se encuentran las obras para las centrales nucleares y un swap financiero, herramienta para estabilizar el tipo de cambio y de esta manera fortalecer el nivel nacional de reservas
“En base a todo lo expuesto, pedimos al gobierno del Presidente Mauricio Macri avanzar en un verdadero cambio hacia la eficiencia en el consumo de las energías existentes y promueva un desarrollo, con autonomía e independencia de monopolios extranjeros, del potencial de las energías renovables para un modelo sustentable de país.
No avanzar con la construcción de las represas sobre el Río Santa Cruz significaría no sólo un alivio para el ecosistema de esa zona, es sentar un precedente sobre la elección de formas más sustentables de generar energía. Además de fomentar el progreso con responsabilidad y de cambiar las viejas costumbres políticas de ponderar acuerdos económicos por sobre el bienestar del país.»
Aves Argentinas, Banco de Bosques, Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN), Flora y Fauna, Fundación Naturaleza para el Futuro y Fundación Vida Silvestre Argentina.