Desde la Fundación Ambiente y Recursos Naturales lamentamos profundamente el fallecimiento del Papa Francisco. Más allá de su rol como líder religioso, Francisco se erigió como una figura que, en un mundo polarizado y atravesado por múltiples crisis, reivindicó el diálogo, la reunión, y el cuidado de lo común. Logró convocar e interpelar a personas más allá de la institución de la fe, incluidos a quienes trabajamos hace décadas por la justicia socioambiental.
A través de sus encíclicas —en especial Laudato Si’ de 2015, y Laudate Deum de 2023 — el Papa Francisco trajo a la conversación la interdependencia entre los problemas ambientales, sociales, económicos y éticos. Estas dos encíclicas tienen un profundo valor presente, en un mundo donde resurgen los negacionismos. Representan además un valor histórico que será una guía para los delicados tiempos por venir.
Francisco expresó su preocupación por los límites planetarios de manera reiterada a lo largo de su pontificado y también abogó por marcos normativos robustos que impidan la regresión ambiental y protejan los ecosistemas. En Laudato Si’, describió con claridad los límites del planeta y criticó la lógica de un crecimiento ilimitado; en Laudato Deum dejó asentado, por primera vez en un texto oficial, a la crisis climática como un fenómeno innegable. Dejó, como marca ineludible, el carácter humano y social de la crisis climática, ecológica y de contaminación.
El Papa Francisco fue una voz firme en denunciar las raíces sistémicas de la crisis climática y en señalar que no se trata solo de un problema ambiental, sino de una cuestión de desigualdad y derechos humanos. Desde FARN recordaremos el compromiso que sostuvo frente a los desafíos globales y el legado que deja su pensamiento para quienes trabajamos por una transición socioecológica integral, con equidad y dentro de los límites del planeta.