El cambio climático representa uno de los desafíos ambientales más críticos a nivel global, con impactos evidentes en la salud, los recursos naturales y diversos sectores productivos. Las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), en particular el metano (CH₄), intensifican el efecto invernadero y aceleran el calentamiento global.
El metano, un contaminante climático de vida corta con un potencial de calentamiento global 80 veces superior al CO₂ en un periodo de 20 años, contribuye con más del 25% del calentamiento global actual. Sus principales fuentes incluyen la agricultura, los residuos y la extracción y producción de petróleo y gas natural.
El metano y sus contaminantes asociados —como compuestos orgánicos volátiles (COV), óxidos de nitrógeno (NOx), material particulado fino (PM2.5), ácido sulfhídrico (H₂S) y compuestos BTEX (benceno, tolueno, etilbenceno y xileno)— tienen efectos adversos comprobados sobre la salud humana. La exposición a estas sustancias ha sido vinculada con enfermedades respiratorias, cardiovasculares, trastornos neurológicos, toxicidad reproductiva, nacimientos prematuros y cáncer.
Estudios internacionales estiman que la reducción de emisiones de metano podría evitar aproximadamente un millón de muertes prematuras, la pérdida de 90 millones de toneladas de cosechas debidas al ozono y el cambio climático, y la pérdida de 85.000 millones de horas de trabajo generadas por la exposición al calor, lo que supondría unos 260.000 millones de dólares en beneficios económicos directos. Las mejoras serían inmediatas, particularmente en la calidad del aire y la reducción de la exposición al ozono troposférico, que es un contaminante clave asociado con problemas respiratorios y cardiovasculares.
Argentina ha ratificado el Acuerdo de París en 2016 y aprobó la Ley N.º 27.520 en 2019, que establece los presupuestos mínimos de adaptación y mitigación frente al cambio climático. En este marco, el Plan Nacional de Adaptación y Mitigación al Cambio Climático (PNAyMCC) y la creación del Gabinete Nacional de Cambio Climático (GNCC) son avances importantes en la política climática del país. No obstante, el sector energético argentino es responsable del 50% de las emisiones de gases de efecto invernadero, y es el segundo mayor emisor de metano a nivel nacional. A pesar de su importancia, las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC, por sus siglas en inglés) no detallan metas específicas para el metano por sector económico, lo que limita la efectividad de las políticas de mitigación.
Meta de la segunda NDC actualizada de la República Argentina

Fuente: Primer Informe Bienal de Transparencia de la República Argentina a la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. Subsecretaría de Ambiente de la Nación, 2024.
Argentina también se ha adherido al Global Methane Pledge en la COP26, comprometiéndose a reducir un 30% de sus emisiones de metano para 2030 en relación con los niveles de 2020. Este compromiso se complementa con la participación activa en iniciativas internacionales como la Coalición Clima y Aire Limpio y la Iniciativa Global del Metano.
El sector energético argentino, en particular el desarrollo de recursos no convencionales como el yacimiento de Vaca Muerta mediante la técnica de fractura hidráulica (fracking), ha incrementado significativamente las emisiones de metano. Estas emisiones se producen en diversas etapas de la cadena de valor del sector hidrocarburífero, desde la extracción hasta el transporte y la distribución. Las principales fuentes de emisión incluyen fugas en compresores, tanques de almacenamiento, controladores neumáticos, deshidratadores y el venteo deliberado de gas.
De acuerdo con estimaciones de la Agencia Internacional de Energía, más del 75% de las emisiones de metano del sector de petróleo y gas podrían mitigarse con tecnologías ya disponibles, muchas de ellas a bajo costo. La falta de acción específica comprometería la meta global de limitar el calentamiento a 1,5 °C.
Argentina ha comenzado a regular las emisiones de metano en el sector hidrocarburífero, aunque persisten algunas limitaciones en las normativas existentes y un largo camino por recorrer en relación a los proyectos presentados.
El PNAyMCC establece acciones para reducir las emisiones de metano, especialmente en el sector upstream. Sin embargo, se identifican oportunidades para mejorar la ambición del plan a través de metas específicas y un monitoreo más riguroso.
Esta posibilidad de mejora se fundamenta en los siguientes aspectos:
- Fortalecimiento del PNAyMCC: Se propone incluir la mitigación de metano en las NDC 3.0, con
metas específicas y monitoreo sectorial (particularmente upstream), incorporando además a
las comunidades locales en la formulación de políticas. - Normativas Técnicas Obligatorias: Se recomienda la aplicación sistemática de mejores prácticas,
con monitoreo riguroso y la publicación de datos sobre emisiones. - Reorientación de subsidios: Eliminar los subsidios a la oferta de hidrocarburos y redirigirlos hacia
el desarrollo de energías limpias y tecnologías renovables, garantizando acceso universal
mediante soluciones energéticas sostenibles. - Transparencia y datos abiertos: Promover la creación de registros públicos actualizados de
emisiones conforme a los principios del Acuerdo de Escazú, fomentando la transparencia y la
participación ciudadana.