La extrema situación pone una vez más de manifiesto la falta de planes de respuesta rápida, tanto como la conmovedora ola de solidaridad ciudadana
a ciudad de Bahía Blanca se ubica en la cuenca inferior del canal Maldonado y del arroyo Napostá. Esta localización se traduce en la rápida acumulación de agua ante lluvias intensas, agravada por una geografía que acarrea sedimentos hacia las zonas más bajas, bloqueando los drenajes, con una expansión urbana desordenada y dispersa que redujo espacios naturales de absorción y escurrimiento hacia el mar. Esta información, que incluía identificación de localidades con mayor riesgo de inundación, estaba contenida en una investigación de hidrografía urbana publicada por el Conicet a comienzos de 2012. Más de una década transcurrió. ¿Qué se hizo al respecto? La desidia de distintas gestiones queda en evidencia cuando hay numerosos ejemplos de obras realizadas que morigeraron los catastróficos efectos de las inundaciones en otros lugares, como por ejemplo en la ciudad de Buenos Aires.
La histórica caída de 290 milímetros de agua en apenas 12 horas el pasado viernes 7 se enmarca dentro de lo que nuestro país anticipó en el Primer Reporte Bienal ante la Convención de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático como incrementos en la frecuencia e intensidad de las lluvias junto con el aumento del nivel del mar. La Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN) ha advertido al respecto que, en particular, la costa sur de la provincia de Buenos Aires podría sufrir inundaciones permanentes.