De la mano de FARN analizamos la antesala a la COP16 y la situación de Argentina en cuanto a sus compromisos y retrocesos.
Por María Natalia Mazzei
No es una novedad que la actividad humana afecta al ambiente, hablamos y escuchamos en reiteradas ocasiones que la quema de combustibles fósiles, la emisión de gases de efecto invernadero, la contaminación del agua, la tierra y el aire perjudican los ecosistemas.
Como seres humanos nos encontramos, y debemos entenderlo, dentro del ecosistema afectado y reconocer que, si se rompe ese equilibrio, la vida en la tierra como la conocemos corre peligro de forma casi irreversible. La pérdida de biodiversidad no es un hecho aislado, expertos advierten el vínculo directo entre la pérdida de biodiversidad y el cambio climático: por un lado, el aumento de la temperatura, la alteración de los patrones de precipitación y la mayor frecuencia de eventos extremos, como sequías y olas de calor, influyen negativamente en los hábitats y las especies que dependen de ellos. Por el otro, la pérdida de biodiversidad agrava la crisis climática. Los ecosistemas saludables, ricos en biodiversidad, juegan un papel crucial en la regulación del clima. Los bosques, humedales y océanos actúan como sumideros de carbono, absorbiendo grandes cantidades de dióxido de carbono de la atmósfera
Es en este contexto que del 21 de octubre al 1º de noviembre se desarrollará la 16° Conferencia de las Partes del Convenio sobre Diversidad Biológica de la ONU (COP16), en Cali, Colombia. En esta Cumbre se buscará evaluar el progreso inicial hacia los objetivos del Marco Mundial de Biodiversidad de Kunming-Montreal (MMB), adoptado en 2022, y fortalecer los compromisos globales para la conservación y uso sostenible de la biodiversidad. Este Marco busca promover una acción transformadora por parte de los gobiernos, autoridades locales y la sociedad civil para proteger la biodiversidad y asegurar que sus beneficios sean ampliamente distribuidos. El mismo establece 23 metas ambiciosas para reducir las amenazas a la biodiversidad, garantizar el uso sostenible de sus recursos y crear soluciones para su implementación.
A partir de la adopción de este marco, durante los últimos años varios países comenzaron a adaptar sus Estrategias y Planes de Acción Nacionales para alinearse con los objetivos del Marco Mundial de Biodiversidad. En lo que concierne a Argentina, a principios de septiembre del corriente, la Comisión Nacional para la Conservación y Utilización Sostenible de la Diversidad Biológica (CONADIBIO) remitió su Estrategia Nacional de Biodiversidad a la Cancillería, con el objeto de que sea presentada durante la COP16.
¿Qué se espera de Argentina?
Según Ana Di Pangracio, directora ejecutiva adjunta de la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN), «Argentina necesita establecer metas nacionales claras, medibles y alcanzables, que vayan en línea con las metas del Marco Mundial de Biodiversidad para alcanzar una convivencia en armonía con la naturaleza y así detener la pérdida de biodiversidad a nivel mundial«.
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