El texto del “Borrador Cero” del marco mundial para la biodiversidad posterior a 2020, reemplazará las Metas de Aichi que vencen en octubre próximo. Aquí, algunas impresiones iniciales sobre este borrador que, aunque mejorable en muchos aspectos, supone un buen primer paso para atender las causas estructurales detrás de la crisis ecológica reinante.
El plan estratégico 2011-2020 del Convenio sobre la Diversidad Biológica (CDB) y sus Metas de Aichi para la Biodiversidad están próximos a finalizar y, pese al importante progreso importante, la realidad es que la comunidad internacional está lejos de cumplir con los compromisos establecidos diez años atrás.
El mundo atraviesa una profunda crisis de pérdida de especies, así como de degradación y destrucción de ecosistemas. La biodiversidad constituye la base para el bienestar y la salud humana, es vital para comunidades enteras y sinónimo de medios de vida para el presente y el futuro. La actividad económica global depende, en último término, de la naturaleza.
Es por esto que el marco mundial para la biodiversidad a 2030 que se adopte debe documentar lecciones aprendidas, construir sobre los logros y atender de manera efectiva los obstáculos, con metas que sean realistas, pero también, lo suficientemente ambiciosas.
En este sentido, el Borrador Cero constituye un buen punto de partida. Sin embargo, lejos está de plantear el escenario ideal. La comunidad internacional reunida en el CDB deberá estar a la altura del desafío, para determinar conjuntamente un marco de acción que nos permita alcanzar ese vital estado de vivir en armonía con la naturaleza.
Al pie, se adjunta un documento de opinión, en el que se analizan en detalle los principales puntos del borrador.