En el marco de la inauguración del 139° periodo de sesiones ordinarias del Congreso de la Nación, el presidente Alberto Fernández presentó los lineamientos de la política nacional para este año. ¿Cómo quedó posicionada la cuestión ambiental dentro de su discurso?
Los anuncios de Fernández situaron a la política ambiental en un lugar de fuertes contradicciones. El mandatario se declaró “absolutamente comprometido” en la lucha contra el cambio climático y con los principios del Acuerdo de París; y acto seguido, remarcó que pretendía “promover la industria hidrocarburífera mediante el envío de una ley que aborde en forma integral al sector, desde su extracción hasta su industrialización”.
A su vez, anunció una serie de nuevos proyectos de ley, entre los que se destaca la promoción de la inversión agroindustrial con incentivos impositivos. La explotación de combustibles fósiles y la producción agropecuaria, en conjunto, contabilizan más del 90% de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) en Argentina. Estos sectores deberían ser los primeros en transicionar. Muy por el contrario, el discurso presidencial recalcó una fuerte profundización de estas actividades.
Los principales ejes de la política económica anunciada se basaron en la explotación de bienes ambientales y en la matriz extractivista. Sin embargo, el Presidente parece omitir que la apuesta a este tipo de modelo fue una de las causas de la pandemia de COVID-19 y forma parte de las crisis económicas que cada vez son más frecuentes en Argentina.
Fernández apostó a la explotación del yacimiento de Vaca Muerta y promovió la continuidad del Plan Gas iniciado en 2020, los cuales generan enormes impactos ambientales y demandan la inyección de millones de dólares en subsidios provistos por el Estado. Los subsidios a la oferta para las empresas de hidrocarburos representan 10 veces el presupuesto del Ministerio de Ambiente, 4 veces los gastos de la pandemia, y el 5% de las emisiones de gases efecto invernadero a nivel nacional.
Al mismo tiempo, anunció un progresivo aumento de las tarifas de gas y luz y el recorte de los subsidios, lo cual evidencia que las empresas productoras son las grandes beneficiadas dentro de esta matriz productiva.
Por otro lado, el Presidente comunicó que buscará promover la producción de vehículos eléctricos con baterías de litio y el uso del hidrógeno verde, aspectos que podrían resultar positivos en la lucha contra el cambio climático. Sin embargo, aún se desconoce cómo se evitarán los daños que la extracción de este mineral (actualmente destinado a la exportación) provoca en los humedales altoandinos y en las comunidades que los habitan.
Asimismo, entre las cuestiones ambientales, el Presidente subrayó el avance de la economía circular con la gestión de residuos y afirmó que se consensuó con todas las provincias movilizar los recursos económicos del Fondo Nacional para el Enriquecimiento y la Conservación de los Bosques Nativos. Sin embargo, el Fondo para Protección de los Bosques Nativos totalizará solo un 4,9% del monto que le corresponde por ley. También, cabe recalcar que el mandatario no mencionó en ningún momento el impacto devastador que tuvieron los incendios en los ecosistemas nacionales.
Dentro de su discurso, el Presidente también le dió un gran espacio a las negociaciones con el FMI y a lo relevante que resulta la generación de divisas, necesarias no sólo para el pago de la deuda contraída con dicha institución financiera sino también con organismos bilaterales como los de origen chino. No obstante, a pesar de esta preocupación, Argentina continúa manteniendo un modelo de inserción basado en materias primas cuyos precios se rigen en mercados internacionales de alta volatilidad.
El discurso presidencial ha sido un fiel reflejo del Presupuesto 2021, en el que se predispone que por cada $1 que se presupuesta para el cuidado del ambiente, se invierten $15 en actividades lo degradan.
En su discurso, Fernandez mencionó los contrastes existentes entre las economías regionales: “Un país central opulento contrasta con un norte empobrecido y con una Patagonia postergada”. Asimismo, subrayó: “Ninguna sociedad se desarrolla en un ámbito en el que unos pocos progresan mientras millones quedan postergados por la falta de infraestructura social”. A nuestros ojos, esto resulta paradójico: la historia demuestra que un modelo basado en la extracción de bienes ambientales está lejos de fomentar la inclusión, sino que genera cada vez más exclusión y mayor empobrecimiento.