INCINERACIÓN DE BASURA CON RECUPERACIÓN DE ENERGÍA: una tecnología cara, sucia, y a contramano del manejo sustentable de los recursos.
La incineración de residuos sólidos urbanos no es una tecnología renovable ni limpia, ya que la basura domiciliaria no es un recurso renovable, y su combustión genera emisiones de gases de efecto invernadero, sustancias peligrosas para la salud y el ambiente.
La tecnología WtE compite con el reciclado y con la denominada Economía Circular. En esa competencia, los residuos reciclables (de mayor poder calorífico) son los más codiciados, tanto por las plantas incineradoras como por la industria del reciclado.
Es una tecnología cara, ya sea para generar energía como para tratar a los RSU.
Es una tecnología altamente dependiente de los subsidios estatales, ya que los costos de capital y operación nunca alcanzan a ser financiados por la venta de energía a precios de mercado.
3 de mayo de 2018:
Hoy la Legislatura porteña aprobó, con 36 votos a favor y 22 en contra, la ley que habilitará a la ciudad de Buenos Aires a incinerar los residuos urbanos que se generan en el distrito, lo cual se extenderá, por lógica consecuencia, a todo el conurbano bonaerense.
El proyecto busca cambiar las metas y los plazos comprometidos para la reducción de la cantidad de residuos que se prevén enviar a los rellenos sanitarios previstos por la ley de Basura Cero, y al mismo tiempo remover la prohibición de incineración de residuos.
La reforma propuesta cambiará de manera radical el sistema de gestión de residuos existente en la Ciudad. Sin embargo, el proyecto no ha tenido ningún tipo de instancia de debate previo, ni de manera sobreviniente a su tratamiento. Ningún funcionario del gobierno, legislador o personas afines al proyecto han explicado o informado acerca de sus alcances, motivo por el cual se desconocen los posibles impactos sociales, económicos y ambientales que la decisión podrá tener.
Este proyecto ha motivado el pronunciamiento de representantes de múltiples sectores (ver más abajo), quienes con diversos argumentos se han expresado en contra de la reforma propuesta.
Nadie duda sobre la necesidad de realizar cambios y profundas modificaciones al sistema de Gestión de Residuos existente en el Área Metropolitana de Buenos Aires, y que ello además debe extenderse a las ciudades más pobladas de la Argentina. La pregunta es si la incineración de residuos es el camino más apto para lograrlo.
La incineración es una fuente de emisión de una gran cantidad de compuestos tóxicos para la salud, incluyendo varias sustancias cancerígenas como las dioxinas y los furanos. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), 2 millones de personas mueren al año en el mundo por la inhalación de partículas en suspensión. Sumar contaminación aérea a ciudades ya saturadas de contaminantes, como Buenos Aires y ciudades del conurbano bonaerense, implica una baja en los índices de calidad del aire.
La incineración compite con el reciclado. En esa competencia, los residuos reciclables (de mayor poder calorífico) son los más codiciados, tanto por las plantas incineradoras como por la industria del reciclado. La aprobación de este proyecto pondrá en serio riesgo las más de 5.000 personas que trabajan en la recolección, clasificación y procesamiento de materiales para reciclaje, sólo en el ámbito de la economía popular.
Mientras el mundo debate estrategias cada vez más integrales y orientadas a reducir la toxicidad y cantidad de residuos, como la Economía Circular, políticas de producción y consumo sustentables, responsabilidad extendida del productor, reducción del desperdicio de alimentos y aprovechamiento de residuos orgánicos, entre otras, con este proyecto se busca promover tecnologías finalistas que intentan “hacer desaparecer la basura”, retrayendo el debate a décadas atrás; en lugar de apostar por el uso eficiente de materiales y recursos.
“La habilitación de la incineración de residuos en la Ciudad de Buenos Aires no hace más que reconocer el fracaso del gobierno en la gestión de residuos y abre diversos interrogantes: no sabemos qué tecnología tiene detrás, ni los impactos que tendrá. Desde el punto de vista económico es caro, el costo por tonelada que se quema es alto, y en los países donde funciona lo hacen con subsidios. Compite con la economía del reciclado, que genera gran cantidad de fuentes de empleo”, explica Andrés Nápoli, Director Ejecutivo de FARN.
Ver comunicado sobre incineración de investigadores de Universidades Nacionales
Ver la posición de la Cámara Argentina de la Industria de Reciclados Plásticos
Dura carta de los curas villeros contra el proyecto de incineración de basura
Ver comunicado de la Facultad de Agronomía (Universidad de Buenos Aires)