Camila Mercure y Victoria Rocío Laguzzi
Año tras año, los impactos del cambio climático son cada vez más frecuentes y severos. Fenómenos extremos como las olas de calor, las sequías prolongadas, las inundaciones y los incendios forestales causan pérdidas y daños incalculables en distintas regiones del planeta. Sin embargo, para enfrentar eficazmente esta problemática, es crucial avanzar de manera conjunta en la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, la adaptación de los territorios, la restauración de los ecosistemas y la gestión responsable de la biodiversidad.
Los impactos del cambio climático afectan directamente a los ecosistemas y especies que dependen de ellos. De acuerdo con un estudio de la Plataforma Intergubernamental de Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos de las Naciones Unidas (Ipbes), el 75% de la superficie terrestre ha sufrido alteraciones considerables por la deforestación, por la contaminación o por los fenómenos climáticos. De hecho, la Organización Meteorológica Mundial reportó que 2023 fue el año más cálido registrado, marcado por un aumento de eventos meteorológicos extremos.
Asimismo, los bosques, humedales y océanos juegan un papel crucial en la regulación del clima, absorbiendo grandes cantidades de dióxido de carbono de la atmósfera. Ante esta realidad, la inacción ya no es una opción viable. Los gobiernos deben implementar medidas efectivas contra la crisis climática, particularmente teniendo en cuenta la necesidad de posicionar al cambio climático como una prioridad ineludible en la agenda pública.
Además, es crucial que los Estados fomenten la participación pública en la elaboración e implementación de políticas climáticas, particularmente en sectores clave como el energético y el agropecuario. La protección del ambiente requiere un compromiso colectivo de toda la sociedad; sin embargo, es responsabilidad de las autoridades establecer, a través de políticas públicas, las directrices y acciones necesarias. Solo con una participación activa e inclusiva podremos avanzar hacia un futuro más justo y resiliente para todos.
Hasta el 1º de noviembre se llevará a cabo en Cali, Colombia, la 16° Conferencia de las Partes del Convenio sobre Diversidad Biológica de la ONU (COP16), en donde más de 190 países participan para establecer las metas globales de conservación de diversidad biológica. A su vez, del 11 al 22 de noviembre, se celebrará la 29ª Conferencia de las Partes (COP29) sobre Cambio Climático en Bakú, Azerbaiyán, con el objetivo de impulsar medidas globales y nacionales de mitigación y adaptación para enfrentar los efectos del cambio climático, así como determinar la nueva meta de financiamiento climático para que los países del Sur Global pueden implementar dichas medidas.
Resulta fundamental que ambos procesos internacionales no sucedan en compartimentos estancos, sino que dialoguen entre sí y aborden transversalmente las principales problemáticas que atravesamos. La implementación de medidas contra la crisis climática, la restauración de los ecosistemas y una gestión responsable de la biodiversidad sólo serán efectivas si se abordan de manera conjunta con contundentes de acciones de mitigación y adaptación al cambio climático, descarbonización de la economía, protección de la biodiversidad, un manejo sostenible de la tierra y la participación de todos los actores y sectores involucrados.