Organizaciones dedicadas a la conservación del patrimonio natural manifiestan su preocupación sobre la falta de una política de Estado que impulse la transformación de los actuales zoológicos y espacios de animales bajo cuidado humano en la Argentina hacia instituciones destinadas a la conservación de especies amenazadas. En un contexto de crisis ambiental es imperante promocionar centros de rescate, rehabilitación y educación ambiental, priorizando su accionar en torno a la fauna autóctona.
Buenos Aires, 11 de noviembre de 2016. Ante el nuevo proyecto de Ecoparque de la Ciudad de Buenos Aires, un grupo de organizaciones ambientales manifiestan su posición acerca de la responsabilidad del nuevo proyecto con la conservación de la biodiversidad autóctona. Con el abandono del zoológico en sus funciones esenciales y el consecuente reclamo de su cierre, se deja de lado la importancia de su función como centro de conservación, de investigación (sobre biología y sanidad animal y ecosistémica), de educación ambiental y aplicación de condiciones que aseguren el bienestar animal.
“El haber concesionado un zoológico público a una empresa privada durante casi 25 años, con el criterio rector de adjudicación en el valor de un canon y no en la calidad técnica de la propuesta y en un correspondiente compromiso de inversión, demostró ser un error. Los resultados están a la vista ante la crisis donde quedó sumida esta institución”, explica Ana Di Pangracio desde FARN.
“El verdadero desafío del Gobierno de la Ciudad es convertirlo en un moderno espacio para la conservación de la biodiversidad y la educación ambiental del siglo XXI. Desde lo cultural, concentra buena parte de la memoria de la ciudad y generó un sentido de pertenencia como contacto con la naturaleza de más de diez generaciones de porteños y argentinos” comenta Marina Harteneck de Fundación Vida Silvestre.
Instituciones destinadas a la conservación: una necesidad urgente
Desde sus orígenes, los zoológicos correctamente manejados han sido centros de investigación que posibilitaron el estudio de las enfermedades, de la biología reproductiva y, en particular del comportamiento de los animales silvestres, cuyas costumbres en estado natural son difíciles y costosas de observar.
Cabe remarcar los aportes reales a la conservación de las especies que pueden realizar estas instituciones trabajando en un marco de co-participación global, implementando un sistema de redes zoológicas, inclusive a nivel mundial.
“El gran énfasis actual en el estudio de la biología reproductiva asegura que la mayoría de los ejemplares presentes en dichas instituciones, haya nacido bajo condiciones controladas. Esta misma tecnología ha permitido a prestigiosos zoológicos del mundo salvar a numerosas especies de la extinción”, asegura Eduardo Francisco de Fundación Temaikèn.
“Los planteles de animales viviendo bajo condiciones controladas, son un reservorio genético para las especies en peligro de extinción. Así mismo, pueden aportar activamente diversidad genética, aplicando técnicas de reproducción asistidas, a aquellas poblaciones en sus ambientes naturales que presenten problemas de consanguinidad”, detalla el Dr. Juan Carlos Sassaroli, miembro de la Federación de Veterinarios Argentinos.
“Los zoológicos, como instituciones científicas, tienen una importancia invaluable para la especialización y capacitación de profesionales veterinarios en Medicina de la Conservación y, a su vez, para el desarrollo e implementación de controles sanitarios, técnicas y protocolos de tratamiento de diversas enfermedades y planes de rehabilitación necesarios para la conservación de individuos en la naturaleza, colaborando a la salud del ecosistema en su totalidad”, enfatiza el Dr. Pablo Regner, del Consejo Profesional de Médicos Veterinarios.
La fauna argentina también requiere estrategias de conservación ex situ, es decir, mantenimiento de componentes de la biodiversidad fuera de sus hábitats naturales, que se complementen con los que se realizan desde las áreas naturales protegidas a través de los organismos públicos y privados. Las especies amenazadas –como el venado de las pampas, por el que Vida Silvestre Argentina viene trabajando desde su fundación en 1977- deben contar con poblaciones ex situ de resguardo, que permitan comenzar a remediar extinciones locales documentadas científicamente de manera sistemática, o como lo realiza la CLT (Conservation Land Trust) para el yaguareté y el oso hormiguero en la provincia de Corrientes, la Fundación Temaikèn para el ciervo de los pantanos en Buenos Aires, o el proyecto de rehabilitación y reintroducción de cardenales amarillos –una especie gravemente amenazada por el tráfico ilegal- provenientes de decomisos, que llevan adelante Aves Argentinas y Temaiken, junto con direcciones de fauna y centros de rescate y rehabilitación de distintas jurisdicciones»
“Prescindir de los esfuerzos ex situ comprometerá aún más las chances de salvar de la extinción a muchas de nuestras especies para las cuales no hay proyectos alternativos posibles”, subraya Adrián Giacchino de Fundación Félix de Azara.
La Argentina, al ratificar en 1994 el Convenio sobre la Diversidad Biológica, se ha comprometido internacionalmente a desarrollar y mantener instalaciones y programas de trabajo con este propósito. La adecuación del zoológico de Buenos Aires en esta dirección sería una buena oportunidad para que el país comience a honrar este compromiso.
A partir de dicha medida cada centro de esa índole, incluyendo el Zoológico de Buenos Aires, debería contar ineludiblemente con un plan estratégico, con enunciados que definan su nueva visión, misión y objetivos, su mensaje, sus necesidades de infraestructura, sus procedimientos y planes de educación y otros aspectos culturales, de extensión a la comunidad, de conservación (incluyendo la conformación de planteles reproductivos de especies autóctonas amenazadas con el objetivo de reintroducirlas o repoblar áreas silvestres), de bienestar animal (incluyendo sanidad, nutrición, enriquecimiento ambiental, manejo de cuidadores y de negocios).
La experiencia internacional aconseja que estas instituciones sean administradas por instituciones autónomas y especializadas, conformadas por personas de reconocida trayectoria, aunque con el respaldo político y económico del Estado. Si bien pueden existir aportes de empresas, éstos deben quedar subordinados a los objetivos y planes pautados por los otros actores. El modelo de gestión que se adopte deberá tomar en cuenta las experiencias en nuestro país y en el exterior, evitando reproducir anteriores fracasos bien documentados, y de esa manera replicar los mejores modelos a nivel global.
El “Ecoparque”, al igual que los históricos zoológicos de las ciudades de La Plata, Mendoza y Córdoba debe con seguridad transformarse hacia instituciones serias dedicadas a la conservación y la educación, pero genera gran preocupación la falta de definiciones en cuanto a los planes concretos en tal sentido. Es por eso que las organizaciones firmantes hacen un llamado de atención al respecto.
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